Nos fuimos a Lugo, en coche, toda la familia, planeado por el hombre de la casa… Primera parada y primera foto, el río Miño, viñedos, el pueblo de Belesar , estamos en la Ribeira Sacra y nos disponemos a recorrer el río desde la aldea de Belesar hasta la isla Maiorga durante hora y media. Desde el catamarán observamos bancales de viñedos, de la uva tipo mencía, singular manera de cultivar las viñas, en un paisaje más que sorprendente, que difícil y agotador debe resultar aquí la vendimia. Comemos en el restaurante del embarcadero de Belesar, riquísimas las croquetas de perdiz y de cocido y los montaditos de queso, salmón y cecina.
Como estamos cerca visitamos el embalse (en galego encoro) de Belesar, obra faraónica de hormigón.
Continuamos nuestra excursión en coche hasta el pueblo de Doade, en el río Sil, afluente del Miño.
También aquí hay otra ruta que discurre por este río, entre valles, cañones y cultivos en terrazas de viñedos, nos quedó por ver la Fortaleza medieval y disfrutar de la cerámica de Gundivós, caracterizada por su color negro, por ser ahumada.
Al día siguiente y buscando el sol, nos fuimos hacia Arbo, allí tenemos unos buenos amigos y nos acercamos a visitarles. Sin casi tiempo para pensárnoslo, pero con ganas de emociones fuertes, nos subidos en una balsa neumática para practicar Ráfting, turismo activo, por el río Miño, un tramo de esos casi 70 kilómetros que el río forma frontera entre España y Portugal.
Aquí os dejo el enlace por si os interesa practicar este u otro deporte de río: http://www.arrepions.com/
Con unas nociones básicas y acompañados por guías expertos disfrutamos otra vez del río desde dentro pero afrontando rápidos, bañándonos y con total seguridad, excelente oportunidad para liberarnos de las preocupaciones, os lo recomiendo, apto para todo el mundo.
Y DESPUÉS de tanto deporte, llegó el placer de disfrutar de un bocadillo de jamón serrano y un vino mencía.
Ya… jajajaja 🙂
Una experiencia fantástica.
Si, para repetir con amigos-as.